La incapacidad permanente (tradicionalmente llamada «invalidez») es una prestación que concede la Seguridad Social cuando no existe posibilidad de trabajar. Y ello por un motivo muy claro: que las limitaciones que nos provocan las enfermedades que padecemos no nos permitan trabajar.

Dado que existen diferentes situaciones y niveles de limitación para trabajar, la ley establece 4 grados de incapacidad permanente. Cada uno de ellos se destina a un grado de limitación en el trabajo. Pero además, cada uno de ellos tiene una serie de características diferentes en cuanto a compatibilidad, cuantía de la pensión y cotización.